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Miyazaki y los sindicatos

Sin lugar a dudas, si Hayao Miyazaki no se hubiera convertido en sindicalista no hubiera llegado a ser el aclamado director de películas de animación que todos conocemos. Y si no hubiera mantenido sus principios para con sus trabajadores en Studio Ghibli, su estudio hubiera sido muy distinto. ¿Por qué?

Hayao Miyazaki empezó a trabajar para Toei Dōga en abril de 1963, en un momento en el que Japón atravesaba una etapa convulsa. Voy a hacer un repaso superficial a la situación socioeconómica del país tras perder en la Segunda Guerra Mundial, pero enseguida me centraré en lo que más relación tiene con el mundo de la animación. 

Antecedentes

Japón perdió claramente en la Segunda Guerra Mundial. Tras el ataque a Pearl Harbour, Estados Unidos se tomó la revancha lanzando dos bombas atómicas, una sobre Hiroshima y otra sobre Nagasaki. El país del Sol Naciente acabó tocado de muerte y ante una posible invasión soviética desde el norte, se rindió ante los Estados Unidos (Declaración de Potsdam), que sometió al país, se quedó con Okinawa1, ocupó puntos estratégicos en los que estableció bases militares y obligó a los japoneses a desprenderse de sus Fuerzas Armadas, entre otras cosas. Estados Unidos se inmiscuyó en la política del país, pero lo apoyó en la extraordinaria recuperación económica que protagonizó durante las décadas posteriores. Japón quedó hundida y sometida, pero renació. 

En un primer momento Estados Unidos hizo buenas migas con los comunistas japoneses de corte moderado2. La relación con los comunistas se torció cuando estos se fueron radicalizando. ¿Por qué lo hicieron? Porque no estaban de acuerdo con algunas de las decisiones de Estados Unidos que, en muchos casos, contaron con el apoyo de Japón (tenían el control político del país). Por ejemplo, la Guerra de Corea (1950–1953) o la Guerra de Vietnam (1955–1975). Además, aunque el país se estaba recuperando económicamente a un ritmo vertiginoso, esto era debido a unas condiciones laborales muy desfavorables para los trabajadores. Unos pocos se beneficiaban y se enriquecían mientras que la gran mayoría trabajaba por un sueldo muy bajo. 

Todo esto y mucho más provocaron conflictos sociales, liderados muchos de ellos por estudiantes universitarios de ideología no nacionalista3. Hubo dos grandes movimientos estudiantiles en Japón: el Anpo 1950 y el Anpo 1960. El segundo fue la versión mejorada del primero y ambos fueron movimientos bastante violentos. Durante los movimientos de principios de la década de los 50 Miyazaki era demasiado joven para involucrarse; sin embargo, durante el Anpo de la década de los 60 ya iba a la universidad y mostró interés por estos movimientos, aunque nunca participó activamente en ellos. 

Insisto, es una etapa muy interesante de la historia de Japón que os invito a que investiguéis. De forma directa o indirecta os dará información sobre el trasfondo de películas como Horus, príncipe del sol(1968), La tumba de las luciérnagas (1988), La colina de las amapolas (2011) o El viento se levanta (2013); y si nos alejamos de Studio Ghibli incluiría AKIRA (1988) de Katsuhiro Ōtomo.

Toei y los sindicatos

Como he comentado antes, la situación laboral de los japoneses era pésima. Malas condiciones laborales, jornadas muy largas y sueldos muy bajos. Voy compartir algunas de las condiciones por las que se pasaba a principios de la década de los 60 en el mundo de la animación para hacernos una idea.4

  • Los sueldos de los animadores no eran suficientes para pagar el alquiler. Por esa razón, muchos de ellos tenían más de un trabajo.
  • Toei estableció las semanas asesinas, en las que los trabajadores tenían que hacer horas extras no remuneradas. Además, llegaron a la conclusión que las personas casadas y las mujeres podían volver a casa en el último tren disponible, mientras que los varones solteros podían trabajar toda la noche. Largas jornadas laborales, poco descanso y una mala alimentación provocaron que algunos animadores enfermaran.
  • Si Toei consideraba a un trabajador como temporal, podía reducir su sueldo a la mitad (la mitad de un sueldo ya de por sí muy bajo).

Hayao Miyazaki era uno de tantos jóvenes que, tras graduarse en Ciencias Políticas y Economía en la universidad quiso dedicarse a algo que le apasionaba pero no tenía nada que ver con lo que había estudiado. Ante la situación laboral del sector (tanto económica como laboral) empezó a ver el vaso medio vacío y tuvo la tentación de abandonar. No hay que olvidar que Miyazaki pertenecía a una familia de clase acomodada, por lo que no es descabellado pensar que hubiera podido encontrar un trabajo mejor en cualquier otro sector. En lugar de eso, decidió luchar y entró a formar parte del sindicato de Toei. Allí conoció a Isao Takahata, que se convirtió en vicepresidente, y con quien hizo amistad enseguida5. Pero lo más importante fue cuando, en una de las actividades del sindicato, se proyectó La reina de las nieves, película dirigida por el ruso Lev Atamanov y estrenada en 1957. Al ver esa película se disiparon todas sus dudas. Hayao Miyazaki quería ser director de animación. 

Fue durante esa época en la que surgió el proyecto de Horus, príncipe del sol, que dirigió Isao Takahata. Un proyecto imprescindible para la animación japonesa porque en él Takahata puso en práctica ideas que acabaron convirtiéndose en estándar y crearon una película que, a pesar de su desastroso6 pase por cines, acabó convirtiéndose en un clásico de la animación. 

Aunque al final decimos que Isao Takahata acabó marginado por el fracaso de la película, creo que sería más lógico decir que se había convertido en un problema; el fracaso comercial de una película (aunque solo hubiera estado una semana en cartel) cuya producción duró casi 3 años, justificaba la decisión. Al final Takahata, Miyazaki, Ōtsuka y otros tantos acabaron dejando Toei en 1970 en busca de nuevas oportunidades. 

El sindicalista Hayao Miyazaki en Studio Ghibli

El 15 de junio de 1985 se fundó Studio Ghibli. Tras varios años intentando buscar la fórmula adecuada para hacer sus películas, Miyazaki dio el primer paso con Nausicaä del Valle del Viento. Sin duda fueron momentos complicados tanto para él como para los miembros del estudio. Las condiciones no eran las mejores, los estándares de calidad a los que se aspiraba eran altos y los sueldos no podían ser muy altos. Pero a pesar de que Miyazaki se había convertido en un empresario y, con el paso de los años, había abandonado los ideales marxistas de su juventud, seguía firme en su idea de que en su estudio los trabajadores tendrían un sueldo y unas condiciones dignas. Eso no significaba que trabajarían a medio gas y rodeados de lujos. El trabajo de animador es muy duro y son necesarias muchas horas (en ocasiones muchas horas extras) para poder entregar un producto de calidad en el tiempo establecidos. Pero Miyazaki (y Takahata) no querían esclavizar a sus compañeros como les había ocurrido en Toei. 

A partir del momento en el que se pudieron plantear la viabilidad del estudio7 hicieron cambios notables en el organigrama de la compañía: trabajadores en nómina con un sueldo fijo8, mejores sueldos, mejores condiciones para los trabajadores, como la creación de una guardería muy próxima al estudio exclusiva para sus empleados, de manera que, si tenían que trabajar más horas, podían dejar a sus hijos en buenas manos y a pocos minutos de donde ellos estaban). 

© 2008 Studio Ghibli・NDHDMT
© 2008 Studio Ghibli・NDHDMT

En numerosos reportajes se puede ver que Hayao Miyazaki es una persona dura y exigente, pero es innegable que lo hace en beneficio del proyecto. En muchos momentos el proyecto es más importante que las individualidades. Pero, por muy estricto que sea, a su manera, cuida de su equipo. 

A pesar de que fue progresando hasta convertirse en un animador de éxito mundial y dueño de su propio estudio, su preocupación por los trabajadores no se ha reducido. Y eso en una industria que lleva arrastrando problemas desde sus orígenes (primero laborales y ahora de falta de un relevo generacional). Es más, debido a su privilegiada situación y al éxito de sus obras, Miyazaki ha tomado decisiones inauditas en el sector, al menos en Japón. Y eso es digno de elogiar. 


  1. Estados Unidos no devolvió la isla a Japón hasta 1972. ↩︎
  2. Cualquiera era mejor que los nacionalistas japoneses. ↩︎
  3. No me gustar separar las ideologías como de izquierdas o derechas. Es decir, los estudiantes eran comunistas, marxistas, socialistas o afines. ↩︎
  4. Aquí tenéis un interesante artículo sobre el tema. ↩︎
  5. También coincidió con otros grandes animadores como Yasuo Ōtsuka, Yoichi Kotabe, Michiyo Yasuda, Reiko Okuyama o Akemi Ōta, con quien acabó casándose. ↩︎
  6. Desastroso porque en Toei la castigaron con una sola semana en cartel debido a los problemas ocasionados durante el proyecto y, por otro lado, por su polémico argumento. ↩︎
  7. Tras el estreno de Kiki’s Delivery Service, en 1989; los cambios empezaron a notarse en Omohide Poroporo (1991). ↩︎
  8. Los animadores suelen trabajar por proyecto, desmantelándose el equipo tras finalizar cada película y cobrando por el trabajo realizado. ↩︎

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