¿Studio Ghibli en crisis?
En el programa de radio semanal –llamado Ghibli Asemamire– que dirige y presenta Toshio Suzuki, todos aquellos que entienden japonés pueden escuchar la opinión de una de las voces más autorizadas sobre la actualidad relacionada con el Studio Ghibli. Y dada la facilidad que tiene el productor de la compañía y hasta hace poco presidente de la compañía en hacer declaraciones impactantes, estos programas suelen ser una buena fuente de noticias. La última de ellas saltó a raíz de unas declaraciones –traducidas al inglés por Tsk06 en su cuenta de Twitter– en las que decía que la situación económica del Studio Ghibli no era tan boyante como podría parecer. La traducción es la siguiente:
tsk06: “production costs of Kaze and Kaguya are 10 billion yen in total.”
“ It does not match business. ” @tsk06tsk06: “we will change the way of making a film.” @tsk06
tsk06: “it all depends on the result of Marnie.”
“we may think the next project immediately or may not make a film for a while.” @tsk06
Traducido libremente, Kaze Tachinu y Kaguya-hime no Monogatari han costado 10.000 millones de $. No ha sido un buen negocio. Cambiaremos la forma de hacer películas. Tenemos que tomar decisiones inmediatamente o quizá no podamos hacer películas durante un tiempo. O, lo que es lo mismo, Toshio Suzuki ha hecho saltar las alarmas con respecto a la economía del Studio Ghibli. Suzuki es, repito, uno de los pesos pesados de la compañía, ha sido uno de los pilares que la ha llevado al éxito y una de las personas que mejor la conoce. Pero en esta ocasión, no puedo estar de acuerdo “totamente” con sus declaraciones.
Kaze Tachinu y Kaguya-hime no Monogatari
Aunque cuando se originó el proyecto no se sabía que iba a ser su último largometraje, todas las películas dirigidas por Hayao Miyazaki han contado con un trato distinto, preferencial. No solo en cuanto a presupuesto, sino en cuanto a tiempo y medios (que también se puede considerar presupuesto). La ventaja de las películas del maestro es que son rentables, ya que tienen el favor del público, no solo de Japón, sino de otros países del mundo.
Por su parte, Kaguya-hime no Monogatari ha sido un proyecto muy largo –aunque no queda claro, parece que no menos de siete años–, muy ambicioso técnicamente y del que a priori se sabía que iba a ser deficitario. Quizá, quién sabe, en sus mejores augurios soñarían con lograr en la taquilla japonesa algo más de los 22.693.504$, pero sabían que no iba a lograr recuperar la inversión. A pesar de eso, sus razones tendrían, dieron luz verde al proyecto con sus pros y sus contras. Estoy seguro de que a nadie del Studio Ghibli le ha sorprendido que la película no fuera un buen “negocio”.
Seguramente, hace diez años, una película de Hayao Miyazaki hubiera podido sufragar las pérdidas que ha ocasionado Kaguya-hime no Monogatari. Pero, ni el tema de su última película era el más adecuado para ello, ni creo que su objetivo fuera ese. Tal y como dijo Miyazaki hace un tiempo, su objetivo con sus películas es hacer negocio, unas declaraciones con las que estoy de acuerdo al 50% (si de verdad quisiera hacer negocio hace tiempo que se hubiera estrenado la segunda parte de Totoro). Todo esto, estoy convencido, ya lo sabían antes de conocer los resultados de taquilla.
Una nueva forma de hacer cine
Toshio Suzuki declara que tienen que cambiar su manera de hacer cine. Y yo creo que hace tiempo que lo han hecho. De hecho, dieron el primer paso con Umi ga Kikoeru (1993) y empezaron a tomárselo en serio con Neko no Ongaeshi (2002) y posteriormente con Gedo Senki (2006), Karigurashi no Arrietty (2010) y Kokuriko-Zaka Kara(2011). Películas con un buen nivel de calidad, hechas en menos tiempo y con menos presupuesto. Y, generalmente, intercaladas con alguna película de Hayao Miyazaki. Esto siempre ha sido una buena estrategia, pues las películas más “humildes” consiguieron resultados decentes o muy buenos (Karigurashi no Arrietty) y las de Miyazaki jugaban en otra liga, convirtiéndose en las películas más vista del año en Japón. Lo que ha ocurrido en esta ocasión es que se han juntado dos proyectos caros, largos y uno de ellos deficitario. Pero eso ya lo sabían. De hecho, inicialmente iban a estrenarlos en cines a la vez.
La nueva forma de hacer cine no es nueva, sino que la han venido probando desde hace tiempo. Los directores principales –Goro Miyazaki y Hiromasa Yonebayashi– no tendrán tanto presupuesto como sus antecesores. Tendrán que conformarse con menos tiempo y dinero para hacer buenos y rentables productos. Quizá, con el tiempo, si alguno de ellos logra acercarse al éxito de Hayao Miyazaki, cuente con más margen para desarrollar su arte. Esa nueva forma de hacer cine no se escoge por la situación actual, sino porque los proyectos no los dirige ninguno de los dos maestros.
Todo depende de Marnie
Este mensaje no puede ser un toque de atención para los miembros del Studio Ghibli. La película debe estar en su recta final –sino acabada–, por lo que ellos no podrán hacer en días lo que no han hecho en meses. Seguramente sea un mensaje para el espectador japonés (“si queréis más películas del Studio Ghibli, venid a ver Omoide no Marnie”).
Echando la vista atrás, sin entrar en detalles, recuerdo que hay dos proyectos del Studio Ghibli anunciados: la primera serie de televisión del estudio –Sanzoku no Musume Ronia– que fue presentado antes de saber los resultados de taquilla de Kaze Tachinu y Kaguya-hime no Monogatari, por lo que no se podría considerar esta una “nueva forma de hacer cine”. Por otro lado, hace mucho tiempo se anunció una película de samuráis que, supongo, se habrá retrasado –porque ambos proyectos compartían director, Goro Miyazaki– o habrán cambiado de encargado principal.
Sin entrar en el mundo de los rumores y posibilidades (un nuevo Ni no Kuni, por ejemplo), estaréis de acuerdo conmigo que no le faltarán novias al Studio Ghibli si quiere participar en algún proyecto de animación.
El entorno
No me pondré muy futbolero porque este blog no va sobre el tema, pero en el mundo del fútbol existe lo que se llama el “entorno”: aficionados y periodistas que dicen, proponen, opinan y vaticinan hasta el punto de influir en el equipo en cuestión. Tengo la impresión de que en la situación actual que se vive en el Studio Ghibli, con Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki semi retirados, ambos se han convertido en el “entorno” del Studio Ghibli. Dos personas que pueden decir lo que les dé la gana –sobre un cartel, sobre la economúa de la empresa…– y que, en el mejor de los casos, buscan una reacción. Ya sea interna o externa.
Repito que Toshio Suzuki conoce mejor que nadie un estudio que ha creado y en el que ha pasado por todo hasta llevarlo al éxito, pero como suele suceder en estos casos, creo no hay que tomarse sus declaraciones al pie de la letra.
Sí, suena a hacer que la gente vaya al cine a ver la nueva peli.