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Kaguya-hime no Monogatari

NOTA: Este artículo fue escrito antes del 3 de agosto, día en el que se hizo público el cierre temporal del Studio Ghibli como estudio de animación. A pesar de ello, he creído oportuno publicar el artículo sin rectificar nada de lo en él expresado.

El pasado mes de julio tuve la ocasión de ver en un cine parisino Kaguya-hime no Monogatari, la nueva película de Isao Takahata, posiblemente su último largometraje de animación. A continuación tenéis mis impresiones y algo de opinión.

Orígenes: El día 13 de diciembre de 2012, Studio Ghibli y Toho presentaron los nuevos proyectos del estudio de cara al verano de 2013. Por segunda vez en la historia de la compañía –la primera fue en 1988, con Hotaru no Haka y Tonari no Totoro– estaba previsto que Isao Takahata y Hayao Miyazaki estrenaran película a la vez, aunque en esta ocasión en sesiones separadas. El proyecto de Hayao Miyazaki –del que escribí hace ya un tiempo en el blog– fue Kaze Tachinu, mientras que la nueva película del director de Mie fue Kaguya-hime no Monogatari.

Aunque pueda parecer sorprendente, este es su primer largomentraje del siglo XXI. Su anterior película –Tonari no Yamada-kun– se estrenó en 1999. Durante este tiempo, Takahata no ha estado quieto, aunque su actividad frente a la mesa de luz ha sido menos intensa de lo que a muchos nos gustaría . Muy lejos queda ya la dirección de Road to Green Gables (2010), la adaptación a formato película de los 6 primeros episodios de la serie de televisión Akage no Ann (1979), que él mismo dirigiera para Nippon Animation. De todas formas, sería muy generoso por nuestra parte considerar esta película un nuevo proyecto de animación.

2013.11.08: Presentación de la película
2013.11.08: Presentación de la película
En la conferencia de prensa de presentación se comentó que este proyecto empezó en 2005 siendo un cortometraje de 30 minutos –quizá siguiendo la estela de proyectos como Taneyamagahara no Yoru (2006) o Iblard Jikan (2007)–, aunque posteriormente acabó convirtiéndose en largometraje. De hecho, uno de los más largos de la compañía.

“Lo importante para mí era mostrar que nuestro mundo es maravilloso, extraordinario, increíble. ” – Isao Takahata, en una entrevista publicada en la web Allocine

Al contrario que Hayao Miyazaki, Takahata es un trabajador lento, razón por la que no finalizó –con algo de ayuda– los storyboards hasta diciembre de 2010. Cuando tengo ocasión de leer las declaraciones de Isao Takahata, tengo la sensación de que es una persona que se piensa mucho las cosas antes de llevarlas a cabo, madurando sus ideas a un nivel muy profundo, quizá demasiado profundo para los espectadores.

A pesar de lo anunciado en diciembre de 2012, Kaguya-hime no Monogatari sufrió algunos contratiempos. El principal, el cambio de la fecha de estreno, que pasó de verano a otoño. Otro cambio inesperado fue en el apartado musical. Shinichiro Ikebe –responsable de la banda sonora– fue sustituido por Joe Hisaishi, de sobra conocido por los aficionados al Studio Ghibli. No tengo nada en contra del señor Ikebe, pero me alegro de que el gran compositor japonés haya tenido la ocasión de poner música a una película de Takahata.

Tras el exitoso estreno de Kaze Tachinu en los cines japoneses (franceses y norteamericanos) y su posterior nominación a Mejor película en los Oscars de la Academia, el 23 de noviembre de 2013 se estrenó en Japón Kaguya-hime no Monogatari.

El nacimiento de Kaguya-hime
El nacimiento de Kaguya-hime

Argumento: Kaguya-hime no Monogatari está basado en un cuento tradicional japonés del mismo nombre, conocido también como La historia del cortador de bambú. Salvo en algún detalle puntual –que omitiré para no destripar más aún la historia–, Takahata ha sido bastante fiel a la historia.[1]

En ella se cuenta como un buen día un pobre anciano cortador de bambú se encuentra con un resplandeciente brote. Intrigado, decide cortarlo y en su interior se encuentra a una muchacha de apenas 10 centímetros. Ante este inusitado hallazgo, decide volver a casa y mostrárselo a su mujer. El matrimonio, que no pudo tener hijos, acoje a la niña como si fuera suya y deciden darle un hogar y una buena vida. Desde entonces, cuando el anciano iba a cortar bambú encontraba monedas de oro, lo que en poco tiempo les convirtió en una familia muy rica.

La niña, a la que llamaron Kaguya (luz brillante), crecía a un ritmo superior al normal, convirtiéndose en muy poco tiempo en una hermosa joven. Su gran belleza no pasaría inadvertida entre los hombres de la zona, que viajaban a su hogar para pedirle matrimonio. Kaguya los rechazaba a todos. Pero había cinco de ellos –nobles de alta cuna– más insistentes que el resto. Ante su actitud, Kaguya les propuso cinco pruebas, a cada cual más increíble, con la que los cinco aspirantes podrían demostrar si realmente la querían. Todos aceptaron el desafío, pero ninguno de ellos lo cumplió.

La joven y bella Kaguya
La joven y bella Kaguya

La belleza de Kaguya llegó a oídos del mismísimo Emperador, que se encaprichó de la muchacha y la invitó a la corte para conocerla, aunque ella lo rechazó igual que al resto. Insistente, el Emperador fue a su casa para poder verla. Lo consiguió durante apenas unos segundos, que fueron suficientes para que este cayera rendido a sus pies, pero Kaguya volvió a rechazarle.

Tiempo después, en verano, Kaguya se pasaba las noches mirando a la luna con melancolía. Sus padres, preocupados, le preguntaron qué le pasaba y ella les confesó que, contra su voluntad, su verdadera familia pronto bajaría de la luna y volvería a por ella. Esto llegó a oídos del Emperador que, todavía enamorado, llevó a sus guardias a la casa de Kaguya para evitarlo. De todas formas, no tuvieron ninguna oportunidad de evitar lo que iba a suceder. La familia de Kaguya bajó desde la luna hasta la casa de Kaguya y se la llevaron. La joven muchacha tuvo que beber el elixir de la vida eterna y vestirse un manto de plumas que haría que se olvidara de todo lo que había vivido, no sin antes despedirse de sus padres.

Esta es la historia de la leyenda y, salvo algún detalle, coincide con el argumentro de la película. No destripo nada porque el Cuento del cortador de bambú es de finales del siglo IX. Lo bueno de esta película, aunque conozcas su argumento, es lo que transmite y cómo lo transmite.

Técnicamente: En una entrevista, Toshio Suzuki declaró que la técnica usada en Kaguya-hime no Monogatari era una evolución de lo visto en Tonari no Yamada-kun, y tenía razón. Sin desmerecer el trabajo realizado por el Studio Ghibli en 1999, en Kaguya-hime no Monogatari se han dado varios pasos adelante en el objetivo de crear una animación de gran calidad con un estilo tan artesanal.

Gracias a esta técnica, con los trazos usados en las diferentes escenas, se consigue transmitir el mensaje mucho mejor que con el sonido o la música si cabe. En este apartado, la película me recuerda a los trabajos de Frederick Back, recientemente fallecido director de animación canadiense por el que Takahata sentía verdadera admiración. Hay momentos, como el que aparece en el tráiler en el que vemos a Kaguya huyendo dejando tras de sí un rastro de kimonos, en los que los trazos usados en esos fotogramas ayudan a expresar el estado de ánimo de la princesa. Son momentos de una gran tensión y belleza.

Huída
Huída

Al contrario de lo que sucedió en los Yamada, en esta ocasión los directores de arte –con Kazuo Oga a la cabeza– tuvieron la oportunidad de lucirse gracias a un estilo menos austero en cuanto a composición. El diseño de personajes se aleja bastante de su anterior película y de cualquier otra película del estudio, olvidándose de sus raíces y centrándose más en el estilo de los dibujos y grabados japoneses de la época.

La banda sonora: Tras un cambio de encargado a mitad de proyecto –del que no se conocen las razones–, la tarea de componer la banda sonora de esta película recayó en Joe Hisaishi, conocido por los aficionados por ser el encargado de la música de todas las obras de Hayao Miyazaki.

Para esta película ha creado melodías alegres, algunas melancólicas y otras solemnes, adaptándose en función de la edad de Kaguya. Lo que coincide en la gran mayoría de ellas es el uso de pocos insturmentos, que contrasta con otras composiciones del autor. En esta ocasión, solo hace falta ver el tráiler para darse cuenta, menos era más y, además, mejor.

La discografía de Kaguya-hime no Monogatari está compuesta por tres discos: la banda sonora original, Ghibli to Watashi to Kaguya Hime y el single titulado Inochi no Kioku.

Opinión personal

Coincido plenamente con la opinión de Isao Takahata al catalogar Kaguya-hime no Monogatari como su mejor película.[2] Si bien no se puede decir que este director haya hecho malas películas a lo largo de su carrera, creo que es con esta en la que ha encajado todo: un argumento propuesto por él, del que quería hacer una película desde hace muchos años, el tiempo para darle las vueltas suficientes a la historia y la calidad técnica de años de experiencia no solo en animación tradicional, sino con la tecnología 3D.

En una entrevista para promocionar el lanzamiento de Hotaru no Haka, Isao Takahata declaró que estuvo a punto de abandonar el proyecto porque no tenía el tiempo necesario para experimentar en la técnica que tenía en mente para hacer esa película. Aunque no he vuelto a leer una entrevista en la que le pregunten sobre este asunto, siempre he pensado que el director tenía en mente un estilo como el de sus dos últimas películas.

Uno de los momentos mágicos de la película
Uno de los momentos mágicos de la película

A pesar de que argumentalmente pueda parecer muy poca historia para tanto metraje (137 minutos), la película no se me hizo pesada. Combina elementos de ternura, de acción, de melancolía, de tristeza, de rabia y de humor –en su justa medida y que no esperaba en absoluto– en una combinación que me gustó mucho. Cierto que no es una película para niños. Cierto que el argumento no es de los que llena salas de cine, pero me esperaba algo más minoritario.

Al margen de la historia –de sobras conocida por los japoneses y por cualquiera que tenga a bien buscar en internet–, Takahata declaró:

“Así es, estoy dibujando una chica egoísta. El egoísmo es la característica de la chica moderna, ¿no? Yo no tengo la intención de sacar sólo un cuento antiguo.”

Y en base a eso desarrolla toda la historia. Como suele ser habitual en el director, utilizó una historia ya creada para darle su enfoque. Aunque en esta ocasión fue bastante respetuoso con la línea argumental principal, al contrario de lo que hizo en Omohide Poroporo, se ven pinceladas suyas por aquí y por allá: un canto a la naturaleza, a la evolución de las personas, con algo de drama, un poco de amor…

Técnicamente hablando, será difícil ver un largometraje de animación en Ghibli con estas características debido a su elevado coste y a los resultados que han obtenido con sendos proyectos. Esta técnica es ideal para proyectos de corta duración, como así han aprovechado para la animación de anuncios para televisión y cortometrajes como Ghiblies o Ghiblies 2. De hecho, hay que recordar que la idea original era crear un corto de 30 minutos, que por una serie de factores y gracias a una serie de personas, evolucionó en una película de larga duración.

Con respecto a la música, a riesgo de repetirme y dar la sensación estar completamente “vendido” a este compositor, hace mucho tiempo que no escucho un trabajo de Joe Hisaishi que no me haya encantado (incluyendo los que no ha hecho para Studio Ghibli). En mi opinión, ha llegado a una punto de madurez no solo como compositor sino interpretando lo que se le pide en cada encargo y ofreciendo una excelente solución para cada caso.

Al salir de ver la película –o de escuchar la banda sonora– no puedes evitar tararear los acordes principales, así como algunas canciones clásicas del folclore japonés –Warabe no Uta o Tennyo no Uta– que, junto al single de la película interpretado por Kazumi Nakaido, son los únicos temas cantados de toda la discografía.

Mi valoración general de la película es que me gustó mucho y me gustaría poder volver a verla –si pudiera ser con subtítulos en español– para poder volver a disfrutarla como se merece. Si os gusta el cine de este director y sois mayores de edad (aunque no necesariamente), os recomiendo que la veáis.

Cartel
Segundo cartel japonés

Kaguya-hime no Monogatari

Director: Isao Takahata
Guion: Isao Takahata, Riko Sakaguchi
Dirección de arte: Kazuo Oga
Música: Joe Hisaishi
Audio: japonés
Subtítulos: francés
Calificación: No recomendada para menores de 13 años
Duración: 137 min.

© 2013 GNDHDDTF.

“Fracaso”

Los resultados de taquilla obtenidos en los cines japoneses fueron de únicamente 22,693,504$. En Francia –un país devoto del cine del Studio Ghibli– recaudó 379,807$ y en octubre se estrenará en Estados Unidos de la mano de GKids. Al margen de lo que depare el futuro, la película no ha funcionado bien en taquilla, resultando ser un fracaso comercial para Studio Ghibli.

Pero mi pregunta es, ¿acaso ha sido una sorpresa para los jerifaltes de la compañía? ¿Realmente pensaban recuperar la (gran) inversión que supuso hacer la película? Es posible que los resultados obtenidos hayan sido peores de lo que se imaginaban y de ahí que ahora hayan saltado todas las alarmas con respecto al futuro del Studio Ghibli. Pero insisto, ¿de verdad no lo veían venir?

Entiendo que a estas alturas a Isao Takahata no le puedes decir qué hacer y qué no hacer. En todo caso le puedes decir el dinero y tiempo que tiene para llevarlo a cabo. Pero, largometraje de animación usando una técnica poco convencional (cara) contando una de las historias más reconocidas del folclore japonés. ¿De verdad creéis que habrá cola en los cines para verla? Kaguya-hime no Monogatari me ha gustado, he disfrutado mucho de ella y lo volveré a hacer en cuanto se ponga a la venta en Blu-ray, pero no es una película para el gran público, ni siquiera el japonés. Habrá ido más gente al cine porque es una película del Studio Ghibli, pero tras tener la oportunidad de verla, puedo decir con cierta amargura que era un fracaso anunciado.

Isao Takahata es un artista en el sentido más amplio del término. Desde Las Aventuras de Hols: Príncipe del Sol, ha luchado contra los elementos con tal de plasmar la idea que tenía en la cabeza. Me da la sensación que antepone (casi) cualquier cosa con tal de hacer lo que tiene en mente. Curiosamente, muchos de sus trabajos son recordados posteriormente como obras maestras, como la ya citada Horus o Hotaru no Haka. Pero en cuanto a rendimiento económico se refiere –lo que importa en el “mundo real” a la hora de poder seguir trabajando– no creo que se recordado con cariño por los productores ejecutivos de sus películas.

Por su naturaleza y por su forma de trabajar, Isao Takahata encajaría perfectamente en en formato corto/mediometraje, ya sea en el Museo Ghibli o en formato OVA. Tendría que contenerse en la extensión, pero podría explorar sus inquietudes técnicas y argumentales con un riesgo calculado, quizá al paraguas de otras grandes producciones del estudio.


  1. Como suele ser habitual en estos casos en el argumento de esta historia hay algunos cambios según la fuente que se consulte, que modifican ligeramente el argumento o cambian/amplían el final.  ↩
  2. Antes de que alguien se me tire al cuello, soy un gran admirador del cine de Takahata (cada día más) y me encantan películas como Hotaru no Haka o Omohide Poroporo, por citar un par de ellas.  ↩

4 thoughts on “Kaguya-hime no Monogatari

  1. ¡¡¡¡Recáspitas Don Ackman, como lo envidio, como lo envidio!!!!. Espero pronto tener la oportunidad de ver esta película que me tiene ansioso hace casi 10 años ;p.

    Abrazote estrangulador para allá :)

  2. Tengo muchísimas ganas de ver esta película. En parte es porque la historia ya me es conocida, de tanto animé, manga e incluso sale en un juego de video que me encanta, Okami (con el que veo, basándome en las imágenes, cierta similitud en el estilo de animación). Por otro lado, porque mi película favorita de Ghibli es Omohide Poroporo. No veo la hora de que llegue octubre y se estrene en algún cine cerca de mi casa, como pasó con Kaze Tachinu.

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