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Cambios en el menú del restaurante del Museo Ghibli

No os asustéis. No soy un experto en nutrición ni con esta entrada quiero que cambien de hábitos alimenticios. Pero son este tipo de detalles los que más me gustan de este estudio y lo hacen tan diferente del resto. Gracias al traductor de Google, «leo» en la web oficial del Museo Ghibli que han actualizado la carta del restaurante del museo. Y ahí es donde quiero detenerme a comentar.

Los que hayáis tenido la oportunidad de ir al Museo Ghibli y comer en el restaurante, en ocasiones esto último no es posible debido a la lista de espera, sabrán que en el restaurante del Museo se come muy bien. Existe la opción, para los que no quieren esperar a que una mesa esté libre, de comer un tentenpié que sirven justo al lado del restaurante. Podríamos calificarlo de «comida rápida», que en parte lo es, pero no por ello está menos buena.

Desde ese lado puede verse parte del interior de la cocina del restaurante y ahí se observa cómo van preparando los platos, sobre todo postres. Estos son realizados de manera artesanal y con productos de calidad. Aunque no tengan aparente vínculo, cuando pienso en esto me acuerdo de Shiro-hige, aquella pastelería «oficial» con productos del Studio Ghibli. En esa pastelería usaban productos de gran calidad y no querían saber nada de la opción de expandirse.

Volviendo al tema central de la entrada, se han dado a conocer algunos de los  nuevos platos del restaurante «Sombrero de paja» del Museo Ghibli que están disponibles desde el pasado 19 de noviembre. Algunos de ellos están hechos con carne de cerdo, y especifican que los animales han pastado en la montaña. Esto, aunque pueda parecer obvio, no lo es en absoluto. De hecho es menos frecuente de lo que nos creemos. Los platos están realizados con productos de temporada, respetando lo que ofrece la naturaleza en el momento en el que lo ofrece. Tampoco se encuentran bebidas gaseosas, solo zumos, tés y cafés. Lo más fuerte que se puede consumir es vino o cerveza.

Por contra, esta dedicación por usar alimentos de primera calidad, tiene su contra en el precio. Japón es un país en el que se come bien a muy buen precio. En comparación a esos precios, la comida del Museo Ghibli es un poco más cara. Ocurre lo mismo con los postres, aunque en este caso en Japón los postres son, en comparación, más caros que el resto de la comida al ser considerado un plato especial.

A la hora de valorarlo entran en escena los valores de cada uno: un poco más caro, más rico y teniendo cuidado por el Medio Ambiente, o más económico y dándole la espalda a saber cómo ha llegado lo que vas a comer a tus manos.

De hecho, para el Museo Ghibli la noticia no eran que los platos estaban hechos con carne de calidad, sino que avisaba a los visitantes que algunos platos contenían productos que podrían producir alergias (trigo, leche, cacahuetes, huevo…), invitándoles a que consultaran antes con el personal del restaurante.

No quiero evitar pensar lo fácil que sería para el Studio Ghibli participar en promociones con cadenas de comida rápida, regalando junto a los menús infantiles muñecos de plástico de los personajes de sus películas. Sería una oportunidad más para hacer negocio y lograr una difusión entre el público potencial (padres, madres y niños). Pero, y aquí radica la grandeza de este estudio, le dan la espalda a este tipo de negocios y se preocupan por la alimentación de aquellos que entran en su Museo.

Visto en el blog oficial del Museo Ghibli.

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